domingo, mayo 13, 2007

Memoria de Buenos Aires


El sábado caminaba por la avenida Santa Fe y descubrí la peluquería D'Antuan (sospecho que la peluquería será de un Martínez) donde hubo una radio (Radio del Plata). ¡Ah!, aquello fue en agosto de 1994, cuando Eresfea hacía prácticas de radio en el sótano de esa casa. Mucho tiempo...

Preparaba cortes con los mensajes telefónicos que dejaba la gente. Pero un día empecé a contar a los compañeros lo que me pasaba cuando caminaba por Buenos Aires. La gente se divertía y decidieron que lo contara en la radio.
Mi mayor éxito fue cuando expliqué cómo me resistía a tomar cualquier papelito de publicidad que me tendían en la calle. Hasta que la vi a ella. Una diosa. Entonces supe que tomaría ese papelito, fuera lo que fuera, y la miraría a los ojos, y... Ella me vio venir entre la muchedumbre con ganas de agarrar papelito, y se fijó en mí (llamémoslo "química"), y con la mirada me quiso decir algo. Pero nunca he sido un polígloto de miradas. Así que me detuve a su lado, esbocé una sonrisa y alargué la mano. Ella se resistió un segundo, al fin me dio la publicidad y bajó los ojos.
La publicidad era de depilación a la cera (cera negra, para más señas). Yo también bajé los ojos, y apreté el paso.
La tarde que dije en los micrófonos que los chicos bonaerenses tenían pintilla de maricones también se colapsaron los teléfonos y aprendí muchas palabras nuevas. Además, llegó el mensaje de un tipo que me esperaba en la puerta para matarme.
-Ya será menos -dije en tono retador.
-¿Lo hacemos pasar? -preguntó la loca de la FM.
Estábamos en antena, yo no quería violencia, pero no podía arrugarme.
-Que venga.
-¿Lo dejamos pasar? -sonó la voz de Domingo, el portero, por el teléfonillo-. Mirá que es más grande que vos, gallego.
(Mier..., pensé).
Nunca he visto un hombre tan grande, hacia arriba, hacia los lados... Ya imaginaba mi mandíbula en doce trozos, cuando me envolvió con un abrazo (Víd. alimentación de la ameba para entender la escena). Un amigo de la loca de la FM, jugador de rugby retirado. Fue una buena broma, lo reconozco.

Este sábado, en Buenos Aires, seguí hasta Seguí. Y tomé el té (café) con Rafael y Milagros. Muy rico todo.

5 comentarios:

IMANOL dijo...

Muy divertida la anécdota.

J. dijo...

"Ella se resistió un segundo, al fin me dio la publicidad y bajó los ojos.
La publicidad era de depilación a la cera (cera negra, para más señas). Yo también bajé los ojos, y apreté el paso".

Qué manera de contar. Se ve.

@sirbuntalot dijo...

Sin dudar que sea cierta, hay un aspecto que le quita verosimilitud: Domingo nunca te pudo haber dicho "más grande que tú". Debe de haber dicho "que vos"...

eresfea dijo...

Merelo, la historia es tan cierta que voy a corregir inmediatamente ese lapsus de galleguismo.
Agradecido,
Josean.

mr. shy dijo...

Qué recuerdos me traes, hombre- manteca (por la calidad de mantequita de Spiderman). Se echa de menos el Cono Sur. Justo hoy he repasado media docena de archivadores y carpetas llenas de mapas, folios, apuntes, pegatinas y muestras de colonias femeninas de Buenos Aires.

Se te lee mejor así. Sé que lo de las setas es inherente a la realidad Eresfea y que tengo todas las de perder si me quejo. Pero mira, no me vayas a comparar tu empanada mental, tu violinista fracasada y tu mirada testimonio-hastío-paciencia-curiosidad y demás palabras guionadas con palitos con sombreros que salen de la tierra (¡ay!).

Contacto pronto, supongo (ponle musiquilla de rap a "contacto pronto, supongo" y verás en qué estado mental ando).