martes, octubre 14, 2008

Irati


Algunos dicen Irati, y al momento presumen del hayedo más grande Europa. Los más puntillosos añaden los abetos silvestres más occidentales (de Europa, otra vez) entre las hayas. Muchos dicen selva de Irati. Y he llegado a escuchar "jungla" de Irati. No es broma.
El domingo 12, María y Christine y yo caminamos cinco horas por el bosque de Irati. Zizas (Chantarella cibarius) e ilarrakas (Lepista nebularis) en el hayedo; coprinos (Coprinos comatus) -pareja de la fotografía- al borde del camino; cangrejos de río en el arroyo; y los colores del otoño.
Por la noche, acostado y con los ojos cerrados, aún guardaba la impresión de los verdes, los amarillos, los ocres.

1 comentario:

Ander Izagirre dijo...

Basajaun Pérez.

La historia se me queda fuera del reportaje, pero apunto para otra ocasión la aventura de aquellos indianos retornados que construyeron el embalse de Irabia para controlar el nivel del Irati y facilitar la bajada de almadías y el barranqueo de troncos sueltos, que construyeron aserraderos alimentados por la propia electricidad de los saltos del Irati, que tendieron en 1911 el primer tren eléctrico de España... La ruta del Irati, desde Irabia hasta Ecay (¡sostenible!).