lunes, octubre 15, 2012

Adi (1.458) y Zotalar (1.262)

El Pirineo navarro tiene, para mí, el encanto del anacronismo. A menudo camina uno distraído en la concentración por hayedos (sin peaje en las pistas previas) o cimas solitarias y huele el almizcle de un ciervo, encuentra el cobijo de una borda que no aparece en los mapas, o se topa con dólmenes o miliarios romanos. Aún es fácil creerse en otro tiempo, cuando...
Y por ese "aún" fuimos, el sábado 13 de octubre, Asun, Isabel, Pilar, Álvaro, Imanol, Patxi y yo a Zilbeti. Subimos al collado de Iremendi y lomeamos en suave subida a Zotalar. Desde allí y en un tobogán (animado por mi error norteador), alcanzamos la base sudoeste de Adi, en Lepotipi, con tiempo y ganas de almuerzo. Subimos a Adi contra la lógica del buche. Volvimos a Zilbeti por la pista que pasa cerca de Pilotasoro y desciende desde el collado de Lizartzu.
Hubo de todo.
Un buzón castañero
Hongos (Boletus edulis) ejemplares.
Trofeo para la primera mujer que ascendió Adi.
Fotografía triunfal del grupo en el Adi con el Padre Patxi en el podio.
Zilbeti en el fondo del valle, Peña Izaga e Higa de Monreal en lontananza, anaranjado en el quitavientos.
Y el temor a que este recorrido por parajes naturales no pueda ser un viaje al pasado en el futuro (un eterno presente), porque la amenaza de las canteras (dolomita y magnesita) se cierne sobre este enclave idílico de Zilbeti. Leed:1, 2, 3.

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