martes, septiembre 10, 2013

Palabras, palabras...

Dos versiones.
Una. La interpretación predigital o analógica de Mina y Alberto Lupo en Parole, parole (digitalizada en youtube). Dedicada a esas palabras que se lleva el viento.

una parola ascoltami
parole, parole, parole
ascoltami
parole, parole, parole
ti prego
parole, parole, parole
io ti giuro
parole, parole, parole
parole, parole, parole
parole, parole, parole
son tanto parole
parole tra noi”

Dos. Cuando la niña Eudora comprende que se puede hablar sin decir nada, el caso de Eudora Welty en La palabra heredada (Ed. Montesinos, 1984).
"Esta misma señora era una de las que llamaban por teléfono a mi madre y hablaba por los codos. Sabía quién le llamaba cuando mi madre contestaba sólo de cuando en cuando cosas como “no hace falta que lo jures”, o “¡no me digas!, o “faltaría más”. Se quedaba de pie junto al teléfono, escuchando contra su voluntad, y yo me sentaba en las escaleras, cerca de ella. Nuestro teléfono tenía una barra que había que apretar para mantener abierta la comunicación; cuando su amiga le decía adiós, mi madre me pedía que le ayudara a soltar la barra: se le habían paralizado los dedos de tanto apretar.
–¿Qué te ha dicho? –le preguntaba yo.
–No ha dicho absolutamente nada –suspiraba mi madre–. Tenía ganas de charlar, eso es todo."

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