martes, octubre 29, 2013

Elortxiki (865), Arranoaitz (878), Arripillaeta (864), Oamendi (862)...: con la tormenta en ciernes en tierra de ochomiles

Tierra de "ochomiles" (dm, Sergio dixit).
El 28 de septiembre, Patxi y yo dejamos el coche en Brinkolazar y subimos hacia Intzuzaeta con la intención de explorar una ruta pendiente (con doble sentido) a Aizkorri: ¡Kanalaundi! Así que llegamos al canal y, en vista de cómo se oscurecía el cielo, nos dimos la vuelta satisfechos. Volveremos ahí con más gente (Patxi los llama rehenes).
Pusimos el cuentakilómetros a cero e iniciamos una de esas rutas "improvisatorias" hacia la retahíla de cimas pendientes al norte de Aizkorri, cimas insignificantes en cuestión de altura ante sus vecinas, pero magníficas para el paseo, la contemplación..., perfectas para una ruta más o menos circular que cumpliremos algún otro día (más trabajo pendiente) con entrada por Urkulluta.
Todo llegará.
Elortxiki o el comienzo de la carrera espacial. La tormenta crece por Aloña.
La tormenta envolvente. Aralar en el horizonte, por la rampa sudoeste de Arranoaitz.
Arranoaitz, ante Aratz y el macizo de Aizkorri.
Arripillaeta, ya con el poncho puesto.
Oamendi. Llegó la tormenta.
 Y, antes de que nos diéramos cuenta, la tormenta se fue. Por citar a Shakespeare: Mucho ruido y pocas nueces.

P.D.: Ya que estábamos en otoño, recolectamos zizas (Cantharellus cibarius), hongos (Boletus edulis) y rovellones (Lactarius deliciosus).

Rovellones, níscalos... (Lactarius deliciosus). Deliciosus a la plancha, con ajo, aceite, sal y un poco de pimentón.

Akaitz Txiki 2, otra vez

Un yelmo fantasmagórico...
Regreso por la represa de Lareo.
¿Qué se transparenta en la bolsa?
Aprovechando que el lago estaba (¿estará aún?) seco, Bea, Carlos, Miguel, Lucía, Daniel y yo salimos de Lizarrusti el 29 de septiembre, cruzamos entre pasillos vegetales espinosos (surtido punzante completo: zarzas, espinos, tojos, arañones, cardos, escaramujos), recogimos algún que otro hongo (edulis) joven y valeroso que pugnaba contra el viento sur y nos plantamos en la boca de entrada de Akaitz Txiki 2.
¿Y qué pasó?
Impulsivo: que entramos.
Depredador: que no vimos murciélagos
Superviviente: que salimos los mismos que entramos.
Imperial: que fuimos, vimos, vencimos.
Pícaro: lo que pasó en Akaitz Txiki 2, como en Las Vegas, queda en Akaitz Txiki 2.
Narrador tópico:  "y pasó lo que tenía que pasar".
O sea: que nos lo pasamos muy bien.

Almorzamos, recogimos moras y volvimos.

Y si queréis más fotografías de la cueva, haced clic aquí y aquí.

lunes, octubre 28, 2013

Aereus 2013, Artzabal (o Iramendi, o Amutz, o Amotz) 1.206 , Zotalar (o Zorotepo) 1.262


Dos cimas y un hongo cercanos a Eugui. He barajado las fotografías para no dar muchas pistas (que ya las hay en los hayedos de Quinto Real). Caminamos Pilar, Ángel y yo, fue el 5 de octubre.

P.D.: Los más finos observadores, además de la manzanilla junto al hongo, sabrán en qué tipo de "bosque" se encontró el onto beltza (Boletus aereus).

jueves, octubre 24, 2013

El otoño es eso que está pasando


Es el momento.
El momento fugaz.
Chesterton escribió algo de que mientras los cronistas o los historiadores tratan de dar cuenta de qué pasó, otros protagonizan esos acontecimientos, simplemente: viven.
Yo lo vivo agachándome a menudo. Pero que cada uno se busque... su manera.
Es momento de vivir el otoño, ya lo escribiré después... O no, quizá no escribiré nada.
Además, para las fotografías, el 19 de octubre ya levantaba la mirada recolectora Pilar.

lunes, octubre 21, 2013

Centro. "Me gusta"


Jonathan Franzen, “El dolor no os matará”, Más afuera, Anagrama, 2012.
(Fragmento del discurso pronunciado en la ceremonia de graduación del Kenyon College, mayo de 2011).

“[…] la transformación que viene produciéndose, por gentileza de Facebook, del verbo “gustar”, que ha pasado de ser un estado de ánimo a una acción realizada con el ratón del ordenador: de un sentimiento a una declaración de la elección del consumidor. Y en la cultura comercial “gustar” es, por lo general, sucedáneo de “amar”. Lo llamativo de todos los productos de consumo –y de ninguno tanto como de los aparatos electrónicos y sus aplicaciones– es que están hechos para gustar enormemente. Ésta es, de hecho, la definición de un producto de consumo, a diferencia del producto que es sencillamente el mismo y cuyos fabricantes no están obsesionados con la idea de que nos guste, como es el caso de los motores de avión, el material de laboratorio, el arte y la literatura serios.
Pero si nos planteamos esto desde el punto de vista humano, e imaginamos a una persona definida por el desesperado deseo de gustar, ¿qué vemos? Vemos a un ser sin integridad, sin centro[1]. En los casos más patológicos, a un narcisista: alguien que no soporta el deslustre en la imagen de sí mismo que supone que el hecho de no gustar, y quien, por tanto, o bien se retira del trato humano, o bien llega a extremos inconcebibles en el sacrificio de su propia integridad a fin de gustar.
Ahora bien, si uno dedica su existencia a gustar, y si adopta la imagen atractiva necesaria para ello, sea la que sea, se suele creer que uno ha desistido de ser querido por ser quien es en realidad. Y si uno consigue manipular a los demás para gustarles, será difícil no sentir cierto desprecio por esas personas, ya que han caído en el engaño. Dichas personas existen para que uno pueda sentirse bien consigo mismo, pero ¿hasta qué punto puede alguien sentirse bien si esa sensación se la procuran personas a quienes uno no respeta?
Entonces, tal vez uno caiga en la depresión o el alcoholismo o, si es Donald Trump, se presente a las elecciones presidenciales (y luego abandone).
Naturalmente, los productos tecnológicos de consumo nunca harían nada tan desagradable, porque no son personas. Sí son, no obstante, magníficos aliados y potenciadores del narcisismo. Junto con su afán incorporado de gustar, llevan aparejado el de ofrecer una imagen mejor de nosotros a los demás. Nuestras vidas parecen mucho más interesantes cuando las filtramos a través de la interfaz sexy de Facebook. Somos protagonistas de nuestras propias películas, nos fotografiamos incesantemente, basta un clic del ratón y una máquina nos confirma nuestra sensación de dominio. Y como nuestra tecnología sólo es en realidad una prolongación de nosotros, no tendremos que despreciarla por ser tan manipulable, como podrá ocurrirnos con las personas reales. Es un bucle enorme e interminable. Nos gusta el espejo y nosotros le gustamos. Hacerse amigo de una persona se reduce a incluir a esa persona en nuestro salón privado de espejos favorecedores.
Quizá exagere, pero sólo un poco. Seguramente estaréis hasta la coronilla de oír a cascarrabias cincuentones faltar al respeto a las redes sociales. Lo que pretendo es básicamente presentar el contraste entre las tendencias narcisistas de la tecnología y el problema del amor real. A mi amiga Alice Sebold le gusta hablar de “saltar al barrizal y amar a alguien”. Lo que tiene en mente es la suciedad con que, inevitablemente, el amor mancha la imagen que el espejo nos devuelve de nosotros mismos. Aquí el hecho elemental es que el empeño de gustar plenamente es incompatible con las relaciones amorosas. Tarde o temprano, os veréis envueltos en una pelea horrible y ruidosa, y oiréis salir de vuestras bocas cosas que os disgustan sobremanera, cosas que hacen añicos la imagen que tenéis de vosotros como personas ecuánimes, amables, interesantes, atractivas, controladas, divertidas y “gustables”. Algo más real que la “gustabilidad” habrá aflorado y, de pronto, vuestra vida cobrará realidad. De repente tendréis ante vosotros una elección auténtica, no una falsa elección de consumo entre una BlackBerry y un IPhone, sino una pregunta: ¿Quiero a esa persona? Y para la otra persona: ¿Esta persona me quiere? No existe nadie cuya personalidad real nos guste hasta la última partícula. Por eso, un mundo donde todo consiste en gustar es en última instancia una mentira. Pero sí existe la persona de cuya personalidad real uno ama hasta la última partícula. Y por eso el amor representa tal amenaza existencial para el orden del tecnoconsumismo: saca a la luz la mentira.
Una de las cosas alentadoras de la plaga de teléfonos móviles en mi barrio de Manhattan es que, entre todos esos zombis enviadores de mensajes de texto y cotorras organizadoras de fiestas con quienes me cruzo en las aceras, a veces veo a alguien que discute a cara descubierta con una persona a quien ama. Estoy seguro de que preferirían no pelearse en una acera, pero eso es lo que está ocurriéndoles, y se comportan de una manera muy, muy poco atractiva. Vociferan, acusan, ruegan, insultan. Este tipo de cosas mantiene viva mi esperanza en el mundo.”


[1] La negrita es mía.



viernes, octubre 18, 2013

"Nos ha salido rana" (bermeja)

Rana bermeja, fotografía de Pilar; captura y suelta de Álvaro.
El 13 de octubre, Karmele, Pilar, Álvaro, ÁngelJesús y yo recogimos trompetas de la muerte (Craterellus cornucopioides), cenicientos (Cantharellus cinereus), rúsulas variadas (cyanoxantha, aurata, olivacea) y algunas zizas (Cantharelus cibarius) en el hayedo del Realengo (Aralar). Pero siempre hay quien no se conforman con las presas fáciles sin posibilidad de huida, ésas que como mucho se camuflan en la hojarasca.
Las ranas saltan, y eso las hace más atractivas.

martes, octubre 15, 2013

La Faja de las Flores, otra vez

Montañero en el carpe díem...
 Fajar, lo que se dice fajar, sí que nos fajamos...; pero  se veían pocas flores el 21 de septiembre en la Faja de las Flores. Y tampoco Patxi y yo estábamos para florearnos mucho después de la jornada anterior. Subimos por Cotatuero, por donde avanzaba una conga bien equipada (cuerdas, arneses, cascos...) que hubiera arredrado al montañero espontáneo, ése que sale sin capote, a pecho descubierto, y se planta ante las clavijas con torería (y tinto, y queso, y melón en la mochila).
                       Imaginad la duda: "¿Llevo arnés y cuerda o melón?".
Subimos, como digo, por Cotatuero, disfrutamos de la temperatura y el paisaje. Bajamos por las clavijas de Salarons, en Carriata.
Volveremos, aunque quizá no por Cotatuero...

Faja que te faja, voy a montar una boutique de ropa interior apretá.
Faja en verano.
Faja de las Flores y Faja Blanquera.
Faja de otoño frío.
Faja de íntima de verano.

Y ahí van más fotos de las clavijas de Cotatuero.

Primeras clavijas, las más fáciles.
Ah, la importancia del primer paso...

viernes, octubre 11, 2013

Una frase Nobel para Alice Munro

Ojalá Almodóvar comprase antes de ayer los derechos de algunos cuentos de Alice Munro para el cine. Tengo una debilidad (la envidia sana también existe) por aquellos que añaden el beneficio económico al beneficio íntimo de la lectura.
Esto de los Nobel de literatura es un meneo anual, uno se reubica, como si posara para el segundo, el tercer o el cuarto fogonazo del fotomatón. Porque el primer flash siempre te pilla con los ojos cerrados o con la boca abierta o con gesto cheposo. Pero no hay manera de recomponer la figura a la segunda, a la tercera ni a la cuarta (en España, los fotomatones dan cuatro oportunidades).
A ver..., que en octubre hay que encontrar la frase flash para el Nobel de literatura.
Mario Vargas Llosa. "Gracias a Dios, no dan dos veces el Nobel a nadie". La sentencia oficial (S.O.): «por su cartografía de las estructuras de poder y sus imágenes mordaces de la resistencia del individuo, la rebelión y la derrota».
Tomas Tranströmer. "Excelente poeta, me gustan sus fotos con jersey de lana". S.O.: «porque a través de sus imágenes densas y translúcidas nos permite el acceso a la realidad.»
Mo Yan. "No lo he leído". S.O.: «quien combina los cuentos populares, la historia y lo contemporáneo con un realismo alucinatorio.»
Y así. Alice Munro: «maestra del cuento corto contemporáneo».

Como el premio me ha pillado con los ojos abiertos, la boca cerrada, erguido y hasta afeitado...: "Pienso en Munro como una cuentista que explora su biografía"; aunque, en petit comité, pienso en Munro como la cuentista que me recomendó Víctor Iriarte hace tres o cuatro años". Hala. Y si este fin de semana tengo tiempo (que vivo sin vivir en mí en plena temporada de hongos), releeré La vista sobre Castle Rock.

P.D.: He añadido un título para satisfacer las sospechas de ésos que, además de la imposible frase resumen de la obra de una vida, le piden a uno el resumen de sus obras más significativas. "Porque como tú (rarito) lees".

domingo, octubre 06, 2013

Ziza, zizahori, rebozuelo, seta de brezo...: Cantharellus cibarius


En el hayedo del Realengo (Aralar), paseo vespertino y recolector del viernes 13 de septiembre.

viernes, octubre 04, 2013

¿Qué hace un hongo como tú en un lugar como éste?

¿Qué hace un hongo como tú en un lugar como éste?
Por dar conversación al hongo, oye.

Leizalarrea, 11 de septiembre. Además había bastantes zizas (Cantharellus cibarius) y mucha urretxa (Russula cyanoxantha).

P.D.: No vayáis a pensar que El Giputxi Robasetas (EGR) descansa esta temporada.

jueves, octubre 03, 2013

Gabieto Occidental (3.034)

Cima de Gabieto Occidental, a la vista el glaciar de Vignemale.
El 20 de septiembre, urgidos por la necesidad de la muesca del tres mil veraniego de Patxi, subimos Patxi y yo al Gabieto Occidental desde el refugio de Bujaruelo, pasando por el puerto de Bujaruelo y por el collado de la Forqueta de Gabieto.
Fue duro.
Pero fue más duro descubrir que no bajaríamos por el collado entre Gabieto y Tallón, como estaba (mal) previsto. Fuimos a la Brecha de Roldán, y a Sarradets, y al puerto de Bujaruelo... Y llegamos a Bujaruelo a las ocho menos cinco, que a las ocho daban la cena.
Once horas y media.
Uno comprende que hay metas y metas: un tres mil, mantener el cuerpo de Patxi con vida (primera y constante prioridad de Patxi en la montaña, y más aún cuando hay que escalar), llegar a cenar a tiempo.

Arantza, Mendaur (1.131), Ekaitza (1.047), Pruno, Komizko Gaina (1.037), Arantza

Descenso de Ekaitza por el noroeste perfecto hacia Komizko Gaina en la niebla.
En la cafetería pastelería Sarobe (Bera de Bidasoa), la palmera se dobla sobre sí misma en un bocado de hojaldre sublime... (¡Ay, que babeo de memoria). Digo, que..., el 14 de septiembre, Pilar, Patxi y yo, felizmente redesayunados, emprendimos una ruta tresmilesca por montañas navarras cada vez menos transitadas. Sudamos mucho por la humedad en la ascensión de Arantza al "collado" entre Zipuru y Mairubaratzeta, después salvamos el collado de Buztiz (con manantial) y subimos a Mendaur. La ermita de la Trinidad estaba abierta y... entramos. Luego picoteamos la comida de gallinas que trajo Patxi.
Evitamos Mendieder en nuestra ruta hacia Ekaitza, por aquello de que no queríamos alcanzar cuatromiles en plan alpino, pura modestia. Entonces empezó a ascender ante nosotros el telón de las nubes por la cara norte de Ekaitza. Alcanzamos la cima: los brezos en flor, un cráneo de vaca, ruina de vértice geodésico, buzón y bandera casi pirata. Descendimos hacia Ibintza. Bajo la niebla -los gorilas de siempre- merendamos paté de campaña de Maskarada, chorizo de Salamanca y degustamos un Pruno sublime (tinto mencía). Después: breve ascenso a Komizko Gaina; bajada vertiginosa hacia Negusoro, con la ventaja de que la niebla no nos debaja ver la rampa; pista cementada con visibilidad y rastro de balizamiento para volver a Arantza; café con leche, bizcocho y a casa.

Cuando lucía el sol ante Mendaur.
Últimos pasos antes de alcanzar la ermita de la Trinidad en la cima de Mendaur.
Escalinata final del Mendaur, digna de Mórdor.
Preciosas vistas en la cima de Komizko Gaina; sin buzón, pero defendido con alambre de púas.