martes, abril 08, 2014

Cerro de las Cabañas (1.359), Chintolo (1.321) y Peñagujereada o Paso del Oso (1.339): por la Sierra de Leyre

Paso del Oso. "Así hacía el oso", recreación fotográfica inspirada en la toponimia y en la adherencia de las garras del oso.
El sábado 5 de abril, Pilar, Ángel y yo salimos del aparcamiento del monasterio de Leyre y subimos por la cañada de los Roncaleses hasta el portillo de la Cerrada (marcas de GR 13 e hitos), la niebla cambio el sentido de nuestra exploración de la Sierra de Leyre. Bajamos unos pocos metros de desnivel en dirección este nordeste y tomamos la pista, relativamente nueva y, sobre todo, desapercibida en el cruce a la derecha, para mantener la altura durante unos tres kilómetros y subir por el barranco Focillones hasta el Paso Ancho. Allí almorzamos con gran aprovechamiento y emprendimos un bonito tramo de las crestas de la sierra: Cerro de las Cabañas, Chintolo y Peñagujereada o Paso del Oso.
Ahí va una galería de imágenes:
Cerro de las Cabañas
Paso de Chintolo.
Cresteando.
Paso del Oso.
Plantígrados.
 Hay un balizamiento de plásticos colganderos y pinturas que unas veces son lunares rojos, otras flechas amarillas (no, no es el Camino de Santiago) y en algunos casos marcas azules; pero que nadie imagine un Pollock. La senda borrosa une un rosario de apostaderos sin huellas de los cazadores de jabalí (los lugares están numerados). En algunos tramos, la espesura del boj obliga a prestar atención a la senda. De cualquier modo, las vistas al lado del embalse de Yesa; los acantilados; el bosque de pino silvestre, hayas y hasta algunos abedules; la soledad de los parajes... Todo es un disfrute montañero desusado. El premio final llegó en el Paso del Oso o Peñagujereada, donde el embudo de una dolina tiene una salida a la pared de la peña (Peñagujereada). Nos acercamos a esa ventana por una ladera empinada, ponderamos los asomos, homenajeamos al oso inspirador, fotografiamos y volvimos tan felices a Leyre.
Quién sabe si fue en este paso donde Virila escuchó al ruiseñor (y no en la fuente). Nosotros oímos toda clase de gorjeos durante la jornada. Aún repiquetea en la memoria el golpeteo de los pájaros carpinteros.
"El hombre y el oso son la medida de todas las cosas" Protágoras de Osera.

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